sábado, 22 de diciembre de 2018

El Búho

Por J.M. Ramzzo


17 de Septiembre de 1965

Que quede registro en este diario de los acontecimientos tan desconcertantes que han estado sucediendo en el pueblo. 


El primer incidente ocurrió hace aproximadamente seis meses, la Señora Paty salió de compras al mercado según el testimonio de su esposo, un caso común de extravío en personas de edad avanzada, se hizo el registro de persona desaparecida en la base y se siguieron los protocolos para la búsqueda, esa vez tocó turno de indagar en el pueblo a mi y a mi colega Fernando, que estábamos de guardia. Una tarde tranquila cerca de las 19:00 horas, procedimos al mercado del pueblo y hablar con los lugartenientes; "la vimos de aquí para allá", "lucia como ida", "no se encontraba de buen humor como de costumbre si no más bien alterada y pálida" fueron las palabras que personas del sitio nos mencionaron. 

Tras una exhaustiva búsqueda, no pudimos dar con el paradero de la Señora Paty, en ese momento Fernando y yo, sin decirnos nada comenzábamos a formularnos ideas menos agradables del destino de Paty. Este lugar siempre ha sido un pueblecillo rustico y rutinario, no es cotidiano ver pandillas de criminales, más bien ladronzuelos de poca monta, y que comúnmente son transeúntes que van de pasada; por lo que entró temor en nosotros que alguien andará realizando actos terribles, pero era demasiado pronto para dar esa hipótesis puesto que era el primer caso de desaparición que no resultaba solucionado. 

Pasaron dos semanas sin que pudiéramos encontrar rastro alguno, en un principio pensábamos que la Señora Paty huyó de casa, pero era una idea tan tonta; como pudiera ser posible que una anciana de setenta y dos años escapara del pueblo en un par de horas, teniendo en cuenta que el único familiar que llego a tener falleció a los trece años en su propia casa por una terrible gripe aviar, solo quedaba ella y su esposo Don José, que vivían de la pensión otorgada por el seguro, que tampoco era mucho como para tomar un autobús y aventurarse en la gran ciudad, y de ser así alguien debió de verla al momento de partir. Esas dos semanas ya no buscábamos a la persona viva, sino el cadáver. El Señor José estaba tan alterado que apenas podía mantenerse de pie, en tan solo dos semanas lucia un cuerpo cadavérico, las hendiduras de los ojos eran negras con ojeras azules e hinchados donde no paraba de salir en las noches tratando de encontrar a su esposa. En este punto comenzó lo desconcertante, Don José una noche hablo al cuartel, de nueva cuenta me encontraba de guardia así que acudimos al recinto de este, José salió disparado en cuanto vio a la patrulla arribar a su domicilio, estaba sin camisa y con un pantalón que le quedaba relativamente grande, su cuerpo estaba tan esquelético que se observaba sin dificultad toda la caja torácica y la espina dorsal a lujo de detalle revestido con una fina capa de piel. Don José hablaba desesperadamente que, "el perro" no dejaba de ladrarle todas las noches con furia, nos llevo a la parte trasera de su casa y nos señalaba temeroso donde supuestamente se encontraba el can, mi colega y yo, quedamos extrañados; no veíamos nada, salvo basura apilada de hace días, nos comenzamos a retirar un tanto preocupados por la sanidad mental de Don José, cuando exclamo que ese mismo perro ladro varias noches seguidas antes de desaparecer la Señora Paty, tal vez no sonaba a mucho en esa ocasión pero si que empezó hacer eco en nuestras cabezas. 

Dos días después llego una llamada a la base; Don José había desparecido. 


02 de Octubre de 1965

Los intranquilos tiempos que pasamos en esta época alteran el hábitat natural de los animales, siempre se ha creído que algunas criaturas de la fauna son capaces de percibir el mal. Este día me levante y al salir de mi casa en el patio un grupo de cuervos se encontraban comiendo del cuerpo inerte de un gato, gato que en mi vida había escuchado maullar o ver a los alrededores. 

Esta experiencia hace que quiera seguir narrando acerca de los extraños eventos qué, parece ser, solo unos cuantos de nosotros nos percatamos. 

Dos meses después de la desaparición de la Señora Paty y el Señor José, el pueblo pareció olvidarse de ellos, total eran gente adulta que tardo o temprano iban a desfallecer, se corrió el rumor que Don José había matado a su esposa y en un acto de arrepentimiento se suicido, pero de ser así ¿Nos hubiéramos enterado? ¿No?

No se hablo más del tema hasta que una noche en un parque me encontraba patrullando la zona, cuando un niño se acercó a nosotros preguntando que si habíamos visto a su madre, en ese momento se me heló el cuerpo, inmediatamente vino a mi mente el caso de Don José. Hablé un par de minutos con el niño; mencionaba que él se encontraba jugando al fútbol con sus amigos mientras su madre echaba la cháchara con las demás señoras, los niños se fueron porque empezó a oscurecer, pero el niño de nombre David le dijo a su madre que lo esperara, que iría a la tiendita por unas gomitas y cuando regreso ya no vio a su mamá; la Señora Norma. 

De nueva cuenta, me encontré en una situación en la que presentía el mismo resultado que con el primer incidente, lleve a David al cuartel, llamamos a su padre e iniciamos la búsqueda. En esta ocasión tenía que sacar algo de información sobre Norma, era una señora argüendera, alguien debía saber acerca de su paradero, no era posible que en cuestión de minutos alguien desapareciera del pueblo, incluso el niño afirmaba que no pasaba de la hora cuando acudió a nosotros a requerir apoyo.

Pero ahí me encontraba yo, a ciegas intentando hacer algo por el simple hecho de querer solucionar un problema que francamente no le veo solución. 

Al hablar con el esposo de Norma, le pregunte que si habían tenido discusiones recientemente, o si peleaban con frecuencia, este al inicio parecía un tanto incomodo por las preguntas que le realicé, pero comprendió que era para encontrar a su esposa, me contó de la vez que estuvieron a punto de divorciarse, de cuando pelearon por tontería y media, en fin típico conflicto que todo matrimonio sufre de vez en cuando, nada destacable, salvo por un detalle que me pareció minúsculo, pero sabía yo que de alguna manera estaba relacionado con las desapariciones. Un gato, menciono el esposo de Norma un gato. 

"Ay Davidsito que voy hacer contigo, ya me tiene cansado que todas las noches quieres dormir con nosotros porque el gato no para de maullar" fueron las palabras que exclamo, y no pude evitar rememorar al perro que Don José menciono aquella vez, esa noche no pude solucionar nada, en general no se soluciono nada. Miguel el esposo de Norma fue tres días después diciendo que ya no buscáramos, que total si se fue es porque se lo tenía bien merecido; llegó moqueando y borracho, me contó que probablemente fue culpa suya, que quizá se había dado cuenta de que le era infiel y regreso a casa de sus padres en la gran ciudad, que era obvia la respuesta. 

El expediente se cerró y nunca se volvió hablar del tema en el pueblo, al contrario de lo que se hablaba era de como Miguel le puso los cuernos a Norma con Rosa, una muchacha hija del Alcalde, pero palabras de más, palabras de menos, no sé siquiera porque hablo de esta cuestión. Tal vez el gato que menciono Miguel era una mascota de ellos, tal vez este sobreanalizando de más situaciones que solo yo, veo como extrañas. 


27 de Octubre de 1965

Las noches cada vez me parecen más largas y pesadas, el aire que se respira en la oscuridad es tan densa que apenas y siento que mis pulmones reciben el oxigeno suficiente para llevar a cabo bien sus funciones, me siento mareado y con un terrible dolor de cabeza. Ayer en la tarde salí a cortar leña, el frió ya esta empezando a llegar. En el bosque me empece a sentir observado, esa sensación de que algo o alguien sin importar lo que hagas, graba minuciosamente tus movimientos, te estudia, te lee. 

Siempre cargo con mi rifle cuando salgo a la espesura del bosque, no faltará el jabalí que se sienta agredido de su territorio e intente atacar, las horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y me encontré de pronto sumergido entre arboles en la oscura noche, una noche sin estrellas, me sentía dentro de un vórtice negro e infinito donde el ojo del universo observaba con detenimiento mis acciones y pensamientos, me sentía frágil, vulnerable. Saque mi rifle y apunte agitado a todos lados, ahí se encontraba mi presa, un búho negro y majestuoso que posaba en la rama del árbol más alto de aquel lugar, le apunte entre los ojos a aquella criatura nocturna que presenciaba mi desnuda alma y jale el gatillo, el maldito búho seguía allí, sin moverse, solo observando. 


01 de Noviembre de 1965

Creo que no he hablado del caso Julian, en una ocasión ya tarde, el grupo que andaba dando rondines, trajo a las celdas a un cantinero del pueblo llamado Julian, ya se tenía la mala fama que el sujeto metía sus narices donde sea para causar conflictos, llegó maldiciendo a diestra y siniestra diciendo qué "el estúpido pajarraco" no lo dejaba en paz, que hiciéramos algo antes de que pudiera salir alguien herido, fue llevado a la estación de policía porque con una pistola empezó a disparar al aire tratando de matar un pajaro que según él, venía "jodiendolo" desde hace ya varios días. Lo dejamos en la celda por esa noche y con la amenaza que si volvíamos a levantarlo pasaría un mes en prisión.

Julian es un bueno para nada, heredo de su padre el bar y fue cómplice de varias riñas ocurridas dentro de el, no era una persona de la que me preocupara mucho su vida, pero quede paralizado cuando escuche que Julian desapareció, de nueva cuenta volvía a mi mente el perro de Don José y el gato de Miguel, no podía ser solo coincidencia que ambas personas mencionaran que un animal los molestaba durante días antes de que alguien cercano a ellos desapareciera, en el cuartel se paso de largo del caso Julian, total una persona de su calaña fuera del pueblo solo lo mejoraba. 

En ese momento no me encontraba tan paranoico como ahorita y trataba de hilar de alguna forma las conjuntas desapariciones que sucedieron, en un lapso de cinco meses ya teníamos el registro de cuatro personas desaparecidas del cual solo de una se cerró el expediente y fue el de Norma. Pero ya más asustado que intrigado investigue por mi parte el caso de Julian, que aunque se ganó muchos enemigos no habría alguien capaz dentro del pueblo de hacerle algún daño, al contrario la mayoría le temía, era como el "matón" del barrio.

Una noche me acerque a su ahora cerrada cantina y a los afueras estaban bebiendo en plena banqueta lo que una vez fueron su clientela, al verme en seguida intentaron excusarse que era su día libre y que no estaban haciendo ningún daño, también era mi día libre y honestamente no iba perder mi tiempo reportando que un grupo de personas bebían en vía pública. Volviendo al tema, hable con un tipo que le decían "Chino" el me explicaba que desde que se fue Julian la cosa a andado bien tranquila y que incluso extraña las noches en las que "se armaba la gorda" en el bar y se agarraban todos a catorrazos. De toda la platica tan insípida que tuve con él, hubo algo que llamo mi atención y es que dijo que Julian tenía días en el que se le veía transnochado y agitado, que las veces que iba al bar el solo se la pasaba parloteando que un pajaro no dejaba de chillar por las noches y que ya lo tenía "hasta la madre". 


18 de Noviembre de 1965

Estoy cansado, estas noches han sido de lo más intranquilo que he podido vivir, el búho del bosque ahora se asentó en mi casa, todas las noches lo veo posado sobre el árbol que esta afuera. Cuando voy a dormir puedo ver aquel ser observándome desde las ramas, no importa que oculte las ventanas con las cortinas o duerma en la cocina, siento la mirada penetrante de aquel animal, se que esta estudiándome, viendo dentro de mi mente, tal vez incluso sepa que es lo que estoy pensando, tengo que encontrar una solución. Anoche tuve una horrible pesadilla, aunque ya no puedo diferenciar la realidad con el mundo onírico, vi a la Señora Paty y a Don José en un lago agarrados de la mano vestidos de blanco, sonriéndome, no tenían ojos, a sus pies; un aborrecible perro negro yacía recostado, no puedo olvidar la sonrisa tan estéril que esos miserables ancianos emanaban de su rostro. Cuando desperté allí estaba el estúpido animal cimentado en el árbol, viéndome. 

No logro concentrarme, siento como si mis pensamientos fueran ajenos, que no me pertenecen, esta locura afecta mi juicio. No creo soportarlo más.


Diciembre de 1965

Ha llegado, la oscuridad ha llegado, no sé que día es hoy, por el clima deduzco que ya estamos a diciembre, el sol se ha ocultado indefinidamente, los relojes no funcionan y no puedo salir de mi casa, puedo escuchar como niños juegan a las afueras, ¿Como mierdas se les ocurre salir jugar en días tan tenebrosos como este?, no veo nada, solo oscuridad y la espesura del bosque que me rodea, creo que mi hogar esta siendo engullido por la maleza, intente abrir el grifo para quitarme esta horrible resequedad en la garganta, un montón de fétidos gusanos fue lo que salió. Tengo miedo. 



1966

No se la fecha, pero asumo que ya termino el año, sigo atrapado dentro de mi casa, no puedo salir, no quiero salir, sigue el mundo sin amanecer, no puedo dormir, comer, pensar. El búho, ahora descansa en mi habitación, no tengo control de mi mismo, creo saber que le paso a todas las personas que desaparecieron, las he visto pasar y estar sentadas en mi cocina, tragaban grotescamente platos agusanados de comida putrefacta, y allí estaban, allí estaban los miserables animales de los que tanto hablaban, el perro, el gato y el cuervo. No lo entiendo, creo que el búho es mio, me representa, por alguna razón siento sed de sangre, quiero probar la sangre, siento tanto frío, mis manos son azules. 

Nadie tiene ojos, los dientes están amarillos y corroídos, los animales han formado un circulo, el búho esta en el centro, y siento que me llama, tengo miedo de bajar, estoy en la azotea escondido, desde aquí puedo sentir que me observan, están esperando, se que tengo que bajar, no podré estar en este lugar para siempre. Aquí hay una ventana, puedo ver que el inmenso bosque trago mi casa, me rodea completamente, ojos, hay muchos ojos observando mis movimientos. La luna es solo una fiera más, creo que es el momento...

Fin. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario